Que alguien sea apoderado de más de un partido me parece una barbaridad; pero en Tucumán, las barbaridades son moneda corriente. Hay un claro conflicto de intereses; si el día de mañana esos partidos asumen posiciones distintas sobre un mismo tema, el apoderado no puede defender los intereses de ambos. Esta situación responde a una estrategia del oficialismo -porque la mayoría de estos partidos guardan relación con el justicialismo-: se apunta al acople. De allí esta lamentable proliferación de partidos, pero no en la misma cantidad de apoderados: muchas de estas fuerzas no deben reunir ni para completar una junta de gobierno. Esto muestra lo estrecho del sistema.